VI Domingo Ordinario

VI Domingo Ordinario
 Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo.

 Aleluya, aleluya.          Lc 7, 16

“En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: "Si tú quieres, puedes curarme". Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: "¡Sí quiero: Sana!" Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio.”

Este versículo del evangelio según san Marco es un ejemplo de la gran misericordia de nuestro Dios hecho por su Hijo. El leproso hace su suplicación: “Si tú quieres, puedes curarme.” Solo en este evangelio encontramos palabras que hablan de los sentimientos de Jesús, en esta ocasión y con el joven rico. Jesús lo ve con compasión y tocándolo, dice: “¡Si quiero: Sana!” El dialogo entre el leproso y Jesús es tan íntimo que nos podemos encontrar con lágrimas en los ojos. El leproso reconoce el poder de Jesús y tiene la fe que Jesús puede curarlo. Jesús responde con caridad en  palabra y acción.

¿Tienes la fe que muestra el leproso? ¿Cómo reaccionarás si fueras el leproso? Reflexión hoy en la gran misericordia de Dios en tu vida en las cosas diarias.

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