IV Domingo Ordinario
IV Domingo Ordinario
Señor, tú eres mi esperanza.
Señor, tú eres mi esperanza,
que no quede yo jamás defraudado.
Tú, que eres justo, ayúdame y defiéndeme;
escucha mi oración y ponme a salvo.
Señor, tú eres mi esperanza. Salmo 90
Señor, tú eres mi esperanza,
que no quede yo jamás defraudado.
Tú, que eres justo, ayúdame y defiéndeme;
escucha mi oración y ponme a salvo.
Señor, tú eres mi esperanza. Salmo 90
En el Evangelio del próximo
domingo, según san Lucas, oímos uno de los versos del pasado domingo del libro
de Isaías: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de
oír”. Jesús está en Nazaret donde se crio. La gente lo conoce de su vida cotidiana
y aunque aprueban y admiran la sabiduría de Jesús, se preguntan: “¿No es éste
el hijo de José?” Lo conocen y por esta razón dudan en Él. Jesús les
propone dos ejemplos de los profetas Elías y Eliseo ayudando a los extranjeros.
La gente se llena de ira e intentan lanzarlo del monte. Jesús pasa por medio de
ellos y se va.
¿Hay gente que no has querido tomar seriamente porque lo conoces, aunque habla la verdad? ¿Cuáles sentimientos recorrer por tu mente y corazón al leer u oír esta lectura? ¿Por qué propone Jesús los ejemplos de los profetas?
https://mysticpost.com/2018/03/friday-16th-march-2018-todays-holy-gospel-of-jesus-christ-according-to-saint-john-71-2-10-25-30/jesus-templo-gente/
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