Adviento: el primer domingo
I Domingo de Adviento
Vayamos con alegría al encuentro del
Señor.
¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron:
“Vayamos a la casa del Señor”!
Y hoy estamos aquí, Jerusalén,
jubilosos, delante de tus puertas.
Vayamos con alegría al encuentro del Señor. Salmo 121
¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron:
“Vayamos a la casa del Señor”!
Y hoy estamos aquí, Jerusalén,
jubilosos, delante de tus puertas.
Vayamos con alegría al encuentro del Señor. Salmo 121
El Año Litúrgico termina con la fiesta de Cristo
Rey y la temporada de Adviento comienza el nuevo año.
Este año comenzamos con el ciclo A, en el que
leeremos preferentemente el evangelio de San Mateo.
Se nota que los pasados domingos hemos oído del
fin del mundo. No es amonesta porque todos sabemos que en cualquier momento
podemos encontrarnos cara a cara con Dios.
Lo que tenemos que tener en cuenta es que la
vida es un regalo de Dios para cada uno de nosotros incluyendo los no nacidos a
los ancianos y los enfermos. Todos
tenemos un propósito sin importar en qué estado nos encontramos.
Por lo tanto, no la echemos a perder. Vivamos
con amor para que todas aquellas personas que se crucen en nuestra vida, se
sientan felices y acogidas.
Así mostramos que somos discípulos de Jesús.
Tal vez este Adviento, puedes reflexionar y poner en práctica las Obras
Corporales de la Misericordia: Visitar y cuidar a los enfermos; Dar de comer al hambriento; Dar de
beber al sediento; Dar hospedaje al peregrino; Vestir al desnudo; Visitar al
cautivo; Enterrar a los difuntos.
https://www.ciudadredonda.org/articulo/4-practicar-las-obras-de-misericordia
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