El Viernes Santo: La Pasión del Señor
Santo Evangelio: Jn 18, 1–19, 42
Frase Clave: “Padre en tus manos encomiendo
mi espíritu.”
Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu.
A ti, Señor, me acojo:
que no quede yo nunca defraudado.
En tus manos encomiendo mi espíritu:
y tú, mi Dios leal, me librarás.
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Salmo 30
A ti, Señor, me acojo:
que no quede yo nunca defraudado.
En tus manos encomiendo mi espíritu:
y tú, mi Dios leal, me librarás.
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Salmo 30
En esta Semana Santa, como cristianos recordamos la pasión de Cristo, víctima inocente de la injusticia y recordamos el sufrimiento de Jesús en camino de la cruz.
La traición de Judas, uno de sus discípulos; la
negación de San Pedro, otro de los suyos; la oración en el huerto de los
olivos, aceptando su destino, mientras los apóstoles lo dejaban solo; su
prendimiento tras ser señalado con el beso de Judas y renunciar a que sus
discípulos lo defendieran (Pedro sacando su espada); su enjuiciamiento entre
Anás, Caifás, Pilatos y Herodes, entre burlas, torturas e improperios; la
presentación ante la multitud y el sometimiento a elección del pueblo (“Danos
a Barbabas”); su condena a muerte con el lavado de manos de Poncio Pilatos (para
no ser culpable de su muerte injusta) y, finalmente, el camino a la cruz con
varias caídas(ayudad solo con la cruz por Simón de Cirene), para concluir con el despojo de sus ropas y la
crucifixión entre dos ladrones.
Nos encontramos
deprimidos, quizás pensando que nosotros no lo hubiéramos condenado ni crucificado,
pero…
¿Cuántos de nosotros vemos alrededor, cada día, a una víctima de la injusticia y nos quedamos callados? ¿Cuántos de nosotros asistimos silenciosos a un juicio que sabemos que es injusto? ¿Cuántos de nosotros juzgamos uno o al otro sin tener toda la verdad? O ¿Por el color de la piel, su religión, su estilo de vida, etc.?
Este día, reflejamos y reconozcamos esos momentos y acciones donde fuimos culpable por no ayudarle a alguien por miedo, por juzgarlo, o negarle nuestra mano
de ayuda porque era inconveniente o temíamos lo que iban a decidir otros o hacernos.
Pídamos perdón
a Dios y a la persona si se puede, y damos nuestra palabra a ser mas sensatos en el futuro
de los demás por amor al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
imagen por Murillo (pintor)
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