Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
El Santo Evangelio: Mt 10, 37-42
Frases Clave: "En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
apóstoles: El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí;
el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no
toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
Proclamaré sin cesar la misericordia del
Señor.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor,
y daré a conocer que su fidelidad es eterna,
pues el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre, eterno,
y mi lealtad, más firme que los cielos”. R.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. Salmo 88
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor,
y daré a conocer que su fidelidad es eterna,
pues el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre, eterno,
y mi lealtad, más firme que los cielos”. R.
Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor. Salmo 88
Nuevamente, hoy, nos
encontramos con Jesús en un estado de ánimo intransigente. La tarea de un
discípulo no debe realizarse a la ligera: es un compromiso de todo corazón.
De alguna manera, la
enseñanza de hoy parece dura, ¿es realmente necesario poner a Jesús por encima
de nuestras relaciones más cercanas, y si no podemos, realmente no somos dignos
de Él?
Este es un problema con
el que la Iglesia ha luchado durante generaciones: ¿qué les pide Jesús a sus
discípulos?
Una pista puede estar
en la palabra "preferir". Muchos de nosotros hemos conocido personas
muy orientadas a la familia y, en general, sus hogares son lugares de acogida y
amor. Sin embargo, también hemos conocido personas para quienes la
"familia" se ha convertido en un ídolo en sí misma: adoran el tipo de
vida familiar que han creado y pueden ser positivamente hostiles hacia los
extraños. Esta preferencia los aísla de las realidades del mundo.
Para Jesús, eso es
escapar, esconderse detrás de las puertas de nuestros hogares, tal vez usar a
nuestras familias como una excusa para no hacer nuestro esfuerzo en la
construcción del Reino en la tierra.
Tal construcción
requiere sacrificio, y, para algunos, el sacrificio es tan radical como
renunciar a la oportunidad de la vida familiar. Para ellos, esta es la cruz que
Jesús les pide que tomen y sigan sus pasos.
Para otros, la
construcción del Reino se llevará a cabo dentro de las familias donde Jesús es
el miembro invisible en su corazón. En tales hogares, los niños crecen
valorando las relaciones familiares, pero conscientes de que hay un gran mundo
fuera de él. Dichas familias encuentran fortaleza y apoyo mutuos, pero no están
encerradas en sí mismas. Se convierten en lugares de bienvenida donde otros
también pueden encontrar amor y refugio.
Estas son las casas
donde aquellos que han seguido un camino más radical pueden encontrar un
refugio. Es posible que hayan dejado sus propias familias, pero saben que hay
otros que los recibirán como hermanos.
Cuando una persona así
es bienvenida, incluso con una taza de agua fría, la recompensa para los que
reciben la bienvenida será tan grande como la del profeta que recibieron.
¿Qué significa para mi? ¿Qué camino te ha llamado Jesús a seguir?
¿Cómo
puedes mantener a Jesús en el centro de tu vida sin descuidar las necesidades
de otros que te han sido confiados?Reflexion: http://wellsprings.org.uk/weekly_wellsprings/year_a/sunday_13.htm
Imagen de http://www.luce.studio/article/disciple
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