IV Domingo de Adviento

IV Domingo de Adviento




Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos,
mira tu viña y visítala; 
protege la cepa plantada por tu mano, 
el renuevo que tú mismo cultivaste. R.  
Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.     De Salmo 79

El Santo Evangelio: Lucas 1, 39-45

Según San Lucas, después de la Anunciación, “María se levantó y se fue apresuradamente a la región montañosa” (Lucas 1:39) para visitar a su prima Isabel. María está llena del Espíritu Santo, el Espíritu Santo la ensombrece, y en respuesta al mensaje del arcángel, se apresura a ir a la casa de Zacarías, compartiendo con alegría sus noticias y ayudando a su prima mayor, Isabel, que ahora está encinta.

El protagonista de esta escena es el Jesús invisible, hijo de María. A través de la presencia de Jesús, las mujeres alaban al Señor por las grandes obras que ha hecho por ellas, mientras que el nonato Juan el Bautista salta de gozo en el vientre de Isabel.

¿Por qué la llegada de un niño puede llenarte de alegría? Aquí y ahora, ¿cómo te afecta la venida de Jesús como un bebé? ¿Cómo te afecta la segunda venida de Jesús? ¿Qué dicen tus respuestas a estas dos venidas sobre ti y tu relación con Dios? ¿Qué necesitas cambiar para acercarte a Dios?




 Imagen de: https://www.shcj.org/reflection-on-the-visitation-of-mary/

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