XXXI Domingo Ordinario

XXXI Domingo Ordinario Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza. Bendita seas, Señor, que me proteges; que tú, mi salvador, seas bendecido. Tú concediste al rey grandes victorias y mostraste tu amor a tu elegido. R. Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza. De Salmo 17 Todos sabemos que necesitamos amar a Dios y amar a nuestro prójimo. Es simple, ¿verdad? Sin embargo ponerlo en práctica es otra realidad. Cuando practicamos estos dos mandamientos, podemos estar seguros de que estamos eligiendo vivir en el reino del Señor. Reflexiona sobre esto y deja que llene tu mente, alma y cuerpo. Comparta tus pensamientos con los demás.