El Quinto Domingo de Pascua
El Quinto Domingo de Pascua
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas y todos los pueblos han presenciado su victoria. Aleluya. Salmo 97, 1-2
Este domingo encontramos a Saulo/Pablo tratando de
convivir y compartir con los otros discípulos y apóstoles. Nadie cree que este
hombre se haya convertido porque poco tiempo antes él era el líder de la persecución
contra los creyentes de Jesús. Bernabé da testigo de la conversión de Saulo a
Pablo.
En la primera carta de San Juan oímos que necesitamos
amar no solo en palabra y voz sino también en actos y verdad.
En el evangelio escuchamos las palabras de Jesús: “Yo
soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.” El que permanece en mí y yo en él,
ese da fruto abundante; al que no permanece en mí se le echa fuera y se quemará.
Nos preguntamos:
1) ¿Pueden
otros creer que soy discípulo de Jesús Cristo? ¿Cómo o por qué?
2) ¿Dónde
están los actos que proclaman que soy creyente? Palabras no dan de comer al que
tenga hambre.
3) ¿Soy
parte de la vid o no? ¿Tomo tiempo a conversar con Dios afuera del tiempo que
paso en la iglesia? ¿Estoy compartiendo mi fe con mi familia, mis amigos, mis compañeros
de trabajo?
Comentarios
Publicar un comentario