XXII Domingo Ordinario


XXII Domingo Ordinario

Mt 11, 29ab
 Aleluya, aleluya. Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor,
y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón.
 
Aleluya, aleluya.                         Mt 11, 29ab


No hay duda que las escrituras de hoy se enfocan en la necesidad de ser humilde.  Jesús, en el evangelio de hoy según San Lucas, nos cuenta de la persona que invito a muchos a su casa para comer y que las personas estaban negociando a ver quién se sentara en el lugar de honor. Pero Jesús dice que uno debía mejor sentarse en el lugar más bajo para que el que daba la cena viniera y llevarlo a un lugar de honor. Ser humilde es reconocer que Dios es nuestro patrón y hacemos lo que nos pide porque lo amamos no porque le tenemos miedo.

Quiero aquí a recordar las dos hermanas/monjas que fueron asesinadas en Mississippi unos días anteriores. Ellas servían en una clínica para los pobres. No se sabe el motivo pero han detenido a un hombre desconocido a la comunidad local. Hay que rezar para las familias de las hermanas y este hombre. Que descansen en paz.



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