XXVIII Domingo Ordinario

 XXVIII Domingo Ordinario


 Aleluya, aleluya. Den gracias siempre, unidos a Cristo Jesús, pues esto es lo que Dios quiere que ustedes hagan.  
Aleluya, aleluya. 1 Tes 5, 18
Las escrituras para este domingo comparten en el tema de estar encadenado y luego libre.
Naamán está encadenado por ser leproso. Pero fue sanado o liberado por obedecer al profeta Eliseo e ir a bañarse en el Jordán. En la carta a Timoteo, San Paulo nos dice si morimos en Cristo, Él vive en nosotros, y que la palabra de Dios no está encadenada. Y en obedecer a Dios estamos libres. En el evangelio, Jesús cura a diez leprosos. Los manda a los sacerdotes para que puedan ser declarados limpios. Uno vuelve, después de ver que estaba curado, y le da gracias a Jesús. Ese era un samaritano. Jesús le dice que vuelva a su gente, que su fe la ha curado. 
¿Estás encadenado por tus pecados, las opiniones de otros, tus miedos, tu salud mala, tus actitudes negativas? 
Si te sientes como te estás ahogando debajo de cualquier modo, ten fe en que Dios te ve, te oye, y te contesta. Deja todo a los pies de Dios y ten confianza/fe que Él te ayudará. Tienes que pedirle ayuda y darle gracias






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