XXXI Domingo Ordinario


XXXI Domingo Ordinario
R.  Bendeciré al Señor eternamente. 
Dios y rey mío, yo te alabaré, bendeciré tu nombre siempre y para siempre. Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarte.
R. Bendeciré al Señor eternamente.       
  Salmo 144, 1-2.

San Lucas nos cuenta que en aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, y trataba de conocer a Jesús; pero como era de estatura baja, corrió  y se subió a un árbol para verlo pasar. Jesús al verlo le dijo que bajara porque se iba hospedar en su casa. Al bajarse, la gente comienza a hablar entre ellos mismos que Jesús se iba a quedar con un pecador. Zaqueo se dirige a Jesús y  le dice que dará a los pobres mitad de sus bienes y si ha defraudado a alguien le restituirá cuatro veces más.  Jesús responde que  la salvación ha llegado a esta casa.

Zaqueo era pecador según la gente piadosa y Jesús responde a Zaqueo como a mucho “pecadores”. ¡Le habla y se invita a comer a la casa de Zaqueo! Jesús trae la salvación a todos y Zaqueo quiere que Jesús sepa que él reconoce que tiene la oportunidad a tener una relación buena con Dios. Dice que va a dar mitad de sus bienes a los pobres y si ha defraudado a alguien le dará 4 veces más de lo que tomo. Al contrario de varios de los hombres ricos pero piadosos  que hemos encontrado anteriormente en este evangelio. Los que buscan a Dios lo encuentran y dan todo para  seguir a Jesús.


Solemnidad de Todos los Santos (el 1º de NOVIEMBRE 2016)


Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos 

(el De Noviembre 2016)

       


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