XIII Domingo Ordinario

XIII Domingo Ordinario

Aleluya, aleluya.
Ustedes son linaje escogido, sacerdocio real,
nación consagrada a Dios,
para que proclamen las obras maravillosas
de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Aleluya, aleluya.
                1 Pedro 2, 9

Al leer este evangelio, mis ojos se llenaron de lágrimas. Me hizo recordar un evento que paso cuando ere muy joven. Mi padre era panadero y nuestra familia trabajaba la panadería en Los Ángeles, CA. Un día entro un joven como de 15 años pidiendo trabajo en cambio para pan. Era uno de esos jóvenes de la calle, no pandillero sino un de los perdidos. Yo le dije a mi padre lo que quería el muchacho. Mi padre tomo una bolsa y comenzó llenándola con pan y se lo dio al joven. El joven quiso decirle que el quería trabajar por el pan pero mi padre dijo que no, que todo estaba bien. Yo, un poco enfadada porque yo estaba trabajando, le pregunte a mi padre por que le dio el pan. Él me vio con ojos claros y con amor y me dijo: “Nunca sabes cuando Jesús va a aparecer y pedirte algo.” Nunca se me ha olvidado este evento, casi hace 47 años. Mi padre falleció hace un año y medio y lo extraño.


¿Cuándo le has dado a alguien un “vaso de agua” en el nombre de Jesús? 

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