XXV Domingo Ordinario

XXV Domingo Ordinario
 Aleluya, aleluya.
Abre, Señor, nuestros corazones
para que comprendamos las palabras de tu Hijo.
 
Aleluya, aleluya.                Cfr Hechos 16, 14


En el evangelio de hoy según San Mateo, Jesús usa una parábola para explicar cómo es el Reino de Dios. Un propietario va en busca de trabajadores a diferentes tiempos del día y emplea a los que encuentra. Contrato a todos, sin tomar en consecuencia el tiempo que trabajaron, a pagarles un denario.  Al fin del día de trabajo, mando para todos para pagarles y le dijo a su administrador que comenzará con los que contrato al último. Los que comenzaron a trabajar más temprano esperaban recibir más pero se les pago lo mismo que los demás y se pusieron a reclamarle al propietario. Él les explico que no tenían la razón porque les dio lo que se había negociado y no tenían razón para reclamar su generosidad.

¿Cuántas veces te has puesto al lado de los trabajadores cuando lees esta parábola? ¿Qué piensas de la generosidad del propietario?

Esperamos que los que recibieron el mismo pago que los demás cuando no habían trabajado el mismo tiempo estaban agradecidos por la generosidad del propietario.  


¿Si te hubiera pasado esto, ser uno de los que fueron escogidos más tarde, como vieras al propietario? ¿En luz buena o mala? ¿Quizás como un propietario que no era buen administrador de su dinero?

Si el reino de Dios es como esta parábola, ¿qué nos está diciendo y pidiendo Dios?



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