XXX Domingo Ordinario
XXX
Domingo Ordinario
Aleluya, aleluya.
El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará
y haremos en él nuestra morada, dice el Señor.
Aleluya, aleluya. Jn 14, 23
Mt
22, 34-40
En
aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado
callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la
ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento
más grande de la ley?"
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios,
con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste
es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a
éste: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los
profetas".
¿Cómo
muestras que Dios tiene todo tu corazón? ¿Tu alma? ¿Tu mente? Es demasiado fácil
decir que mostramos que Dios es todo, o quizás decimos que tenemos que reflejar
en esto más. Lo más importante son las acciones que tomamos. Tenemos que tener a Dios siempre enfrente de
nosotros para poder vivir mostrando que Él es nuestro todo.
¿Cómo
muestras que amas a tu prójimo? ¿Cómo tratas a tu familia? ¿Tus compañeros? ¿Los
extranjeros? Sin el mismo amor que nos
tenemos tratamos a otros como menos. Se vigilante esta semana en como respondes
a los que están cerca de ti y a los que consideres extranjeros.
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Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas".
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