XXIII Domingo ordinario

XXIII Domingo ordinario

Alaba, alma mía, al Señor.
A la viuda y la huérfano sustenta 
y trastorna los planes del inicuo.
Reina el Señor eternamente,
reina tu Dios, oh Sión, reina por siglos. 
Alaba, alma mía, al Señor.
         Salmo 145

Este domingo oímos, según el Evangelio de san Marcos, que Jesús cura el hombre sordo y tartamudo. Les dijo que no dijeran nada, pero los que fueron testigos de este milagro lo proclamaron a todos.

Es difícil no contarle a alguna si algo bueno nos ha pasado o si hemos visto algo milagroso. 

¿Por qué crees que Jesús no quería que no dijeran nada? ¿Qué milagros han pasado en tu vida? ¿Qué fue tu reacción? 

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