XXIII Domingo Ordinario


XXIII Domingo Ordinario
Tú, Señor, nuestro refugio.
Llénanos de tu amor por la mañana 
y júbilo será la vida toda.
Haz, Señor, que tus siervos y sus hijos,
puedan mirar tus obras y tu gloria. 

Tú, Señor, nuestro refugio.                        Salmo 89



En el evangelio del próximo domingo, Jesús nos habla de que se requiere para seguirlo y ser  su discípulo. Sus palabras nos pueden tomar de sorpresa: necesitamos “odiar” a nuestra familia, padre, madre, etc. Jesús nos está recordando que nuestra relación con Dio tiene prioridad. También, en el tiempo de Jesús, la gente dependía solamente en las relaciones y enlaces de la familia. Jesús nos recuerda que en seguirlo va a haber consecuencias.


¿Qué has tenido que dejar o soltar para poder vivir como discípulo de Jesús?
¿Qué te dice a ti cuando Jesús quiere que pienses en ser su discípulo?


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