XXXI Domingo Ordinario

XXXI Domingo Ordinario R. Bendeciré al Señor eternamente. Dios y rey mío, yo te alabaré, bendeciré tu nombre siempre y para siempre. Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarte. R. Bendeciré al Señor eternamente. Salmo 144, 1-2. San Lucas nos cuenta que en aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, y trataba de conocer a Jesús; pero como era de estatura baja, corrió y se subió a un árbol para verlo pasar. Jesús al verlo le dijo que bajara porque se iba hospedar en su casa. Al bajarse, la gente comienza a hablar entre ellos mismos que Jesús se iba a quedar con un pecador. Zaqueo se dirige a Jesús y le dice que dará a los pobres mitad de sus bienes y si ha defraudado a alguien le restituirá cuatro veces más. Jesús responde que la salvación ha llegado a esta casa....